Un encuentro frustrado envuelto en humo blanco
de madrugada, el insomnio no deja de ser mi aliado.
Recuerdo aquellos paseos, madrugadas de golosinas
de gente transparente y perros sin hogar
siguiendo su propio karma hasta la puerta
de aquella dirección extraña
de algún lugar con rombos.
Has tardado ya más de diez cigarros
y yo aún sigo aquí
con mi risa torcida y mirando mis pies al caminar,
jugando a no pisar las rayitas de la vereda
o colgada de la ventana de mi habitación
mirando al pino siempre en busca de un duende.
Mi refugio está aún en aquel bolsillo
de la camisa azul,
en una nota
y en el cumpleaños de Voltaire.
Sabes muy bien cómo soy
torbellino de sensaciones,
emociones,
siempre buscando esas palabras
que no puedo traducir.
Rojo indeciso, tembloroso, siempre rojo.
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lo único que sE es que ella me atrapo, y hasta hoy no puedo marchar a ningún lado por más que lo intento...
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